Enrique Díaz Álvarez hace un llamado a los lectores para que presten atención a las narrativas que nos sensibilizan sobre el abuso de poder, el racismo, el fanatismo y el sufrimiento de los demás. Este ensayo parte del flujo migratorio actual como un espacio ideal para analizar formas de combatir el fanatismo y la indiferencia en las sociedades contemporáneas. En la actualidad, el miedo y la pasividad frente a lo desconocido son muy comunes en nuestras sociedades. Parece que nos resulta difícil dejar de lado nuestros prejuicios, que nos impiden cuestionar las narrativas discriminatorias que nos dividen. Gran parte del declive de la vida pública se debe a nuestra falta de empatía y de voluntad para ponernos en el lugar de los demás.
Según Jacques Derrida, «Un acto de hospitalidad no puede ser otra cosa que poesía», lo cual es citado en este libro como premisa básica. La imaginación se convierte en un acto de resistencia política al evocar la empatía, es decir, la capacidad de experimentar de manera significativa la vida de los otros. Es fundamental considerar esta capacidad de acoger e involucrarnos en las vidas y relatos de otras personas si queremos resistir a la barbarie y la locura que nos aleja de lo público.
La propuesta de este trabajo es contundente: para contrarrestar los daños políticos, es necesario prestar atención a las narrativas que nos hacen tomar partido en contra del abuso de poder, el racismo, el fanatismo y el sufrimiento ajeno. Una vida en igualdad requiere que cultivemos esa empatía que revela la individualidad y el estatus social de personas con ideologías, religiones o culturas diferentes. Enrique Díaz Álvarez, hábil editor de relatos cinematográficos y ahora ensayista, propone una literatura de resistencia a los discursos invasivos. Este libro es altamente sugerente, creativo y totalmente recomendable, según Enrique Vila-Matas.