En la introducción de su libro Revolucionarias, Julia Cámara destaca que su objetivo no es agregar más nombres al canon de las grandes mujeres, sino más bien humanizar a todas ellas para presentarlas como personas reales, con sus virtudes y sus defectos. En este sentido, no hay idealización detrás de figuras como Louise Michel, Aleksandra Kollontái, Mary Wollstonecraft, Jenny Marx, Emma Goldman o Dolores Ibárruri, entre otras. El enfoque del libro es mostrar la simple humanidad de estas mujeres, sin adornos históricos.

Una de las características que distingue a Revolucionarias es su pluralidad de perfiles. Aunque se destacan aquellas mujeres más conocidas o con cierto halo de mito, Pepe Gutiérrez las presenta en un contexto más amplio, rodeadas de otras figuras menos famosas pero igual de relevantes. Estas mujeres no son solo personajes secundarios, sino que tienen sus propios desarrollos y contribuciones. Además de las mencionadas anteriormente, en el libro también se incluyen figuras como Flora Tristán, George Sand, Clara Zetkin, Federica Montseny, Teresa Rebull, Nadezha Krupskaya e Inessa Armand.

Los capítulos de Revolucionarias ofrecen una visión rica y variada de los revolucionarios de diferentes épocas, mostrando las distintas formas de compromiso adoptadas por las personas de su tiempo. A través de un orden cronológico flexible, el libro abarca desde los levantamientos del 48, la Comuna, el ascenso de la socialdemocracia, la Revolución Rusa, el sindicalismo del principio del siglo XX, hasta la República Española y la Guerra Española, permitiendo al lector comprender el contexto histórico en el que estas mujeres estaban involucradas.